martes, 29 de junio de 2010

Cuatro de la madrugada

Cuatro de la madrugada, la brisa me zarandea en la cama. Frente a mi ventana; la noche en pausa. Un vértigo tambalea los olivos indiscretos; la luz pálida, acaricia mi rostro. Despierto en la estación de los sueños.
El iris dilatado, amplia su aureola buscando… buscando… Nada encuentra; pero todo le rodea. Hay un coro de sentidos que se manifiestan latentes, de nuevo me encuentro sumiso del sueño. Otra vez el mismo paisaje y el niño que anda por los infiernos grises. ”Al camino lo que es del camino
Las nubes no traen buen augurio, el horizonte viene fausto con gritos de malas tempestades y de prisas forzadas. Me inquieta el niño que llevo vestido .Las nubes van avanzando colosalmente erguidas y conquistando el cielo omnisciente. Bajo la mirada; baja el niño la mirada; y ahí tras el frontón de cemento y cerámica, se encuentra el colosal árbol desnudo; intimidando con su redes y grietas; encallando 1010 cometas de arcoíris.
El niño mira el cielo y aun cree que tiene tiempo, se adueña de la esperanza para escalar el árbol y rescatar algunas de las cometas verdes, amarillas, azules, turquesas y un enjambre de colas de papel de seda inquietas y nerviosas que no se deciden.
Escala el niño, escalo Yo. Al cuarto rascacielos los dedos sufren en cada rama áspera .Miro al vacio y mira el niño. Miro el cielo que ya se enturbia sobre mi cabeza, aun la ilusión brilla en la pupila de la inocencia. Brillan sus ojos .No los míos.
Tan solo es alargar un poquito el brazo y alcanzar una de esas cometas, necesito rescatarlas de lo previsiblemente adverso. El cielo ya comienza a llorar y un viento huracanado se despierta, lo roza sus yemas, lo roza mis yemas. Tal solo quiero alcanzar una de esas cometas que ya muestran síntomas y heridas.
La lluvia me destierra desde las alturas. Me baña y mil bofetadas de viento y agua me arrancan del árbol. Caigo al vacio absoluto y un colchón de truenos y relámpagos se despiden expulsándome de lo onírico.
De nuevo al cuarto parpadeo el iris se dilata y fluye la luz, esta vez tibia. Me despierto y en el andén de mi ventana la Luna me observa.Le observa…Nos Observa…



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