sábado, 25 de septiembre de 2010

Se perdió...

A donde fue…
Dicen que se perdió en los mares de sus propias lágrimas.
Allá en la lejanía, donde el vértice afila la vista,
cautiva Dios sus propios límites, sin pena ni compañía.

Nunca hubo nadie…
Ni flores, ni Querubines, sólo un fugaz remordimiento;
limpio e inocente, cual muñeco de trapo que duerme.
Ni las plegarias pudieron plagiar el dolor de su tristeza.

Declinaba su sonrisa...
Mi niño lindo se sentaba alegre en su reflejo de Luna,
y se veía retozando solo entre despojos de espuma.
Agria sus dulces manos que infunde los juguetes rotos.

Diáfana su ingenua mirada…
Y dentro de su iris, el Sol pálido de la impoluta mañana
se columpiaba en las curvas y desvanes para alegrar su alma.
Tantos recuerdos bajo la llave del miedo en aquellos ojos.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Más que Amor...

Más que Amor. Amaba.
Amaba las sombras.
Los flecos vestían de palomas rabiosas
los atardeceres de azafrán y agua.
Las marchas dialogaban en pentagramas
de eucalipto y colibríes.

Reventaban de miel las colmenas de mis versos,
huracanes y tempestades fueron cegados al vuelo.

Más que Amor. Amén.
Amén de tus labios y los míos,
que se fundían en una sola oración perpetua.
En la Ermita de mis complejos,
madrigueras de un solo beso.
De mi silencio solo una voz ronca dijo te quiero.

Desperdigaban las colinas de viento y marea,
teatrillo de tus pasiones veraniegas.

Más que Amar al desamor,
amé por encima de todo
los desagravios que la vida me impuso;
jugué al ajedrez con mi propio Ego,
y aposté en el juego todo menos dinero.
Los recuerdos de mi infancia, los malos y los buenos.

Perdí la partida pero amé por la lucha y la vida.
Mil auroras resplandecían en los mares de mis pupilas.