por donde el Sol se asomaba.
Crestas y flecos lucía,
mientras la aurora cantaba.
Ungía el amor las pasiones,
al canto del último gallo.
Pasaban los días callado.
Gritaban mis labios sellados .
La piel arrastraba el fuego,
por los poros del firmamento.
El hielo derritió trapecios,
en los montículos del verbo.
(La Luna y la mirilla:
Sol de Hielo...
Luna de Fuego...)
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