jueves, 29 de julio de 2010

En la ciudad de las hormigas.

En la ciudad de las hormigas,
aquella donde brota el despecho;
muere la gente y genera vida,
en cada astilla del momento.
Muere el instante y nace el recuerdo.

En cada lugar diminuto,
el cupo de un espacio eterno.
Las miradas colman de raíces,
como serpientes exhaustas,
enredadas en el beso.

En la ciudad de las hormigas,
autómatas y ebria de gestos;
clarea el nuevo día al desvelo.
Laberintos donde se pierden,
la sangre de nuestros cuerpos.

En cada lugar un crepúsculo,
de inesperadas emociones.
Revolotea el dolor como mariposas,
descontroladas y rabiosas,
por cárceles de fuego.

1 comentario:

  1. Las hormigas no entienden de individualidades, sacrifican todo por el grupo, nada que ver con el ser humano, depredador total hasta de sí mismo.

    Un Saludo.

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